Cultura

«Los monólogos de la vagina»

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CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Hacer hablar a las vaginas, darles voz para que las mujeres expresen tabúes, violencias, abusos, transgresiones hacia sus cuerpos; denunciar la negación, la agresión y el juicio y la ignorancia hacia el placer de la mujer, es un gran aporte de teatro y humor. Temas candentes que nos hacen reír y observar la represión y la violencia en otras realidades y en nosotros mismos.

The Vagina Monologues de Eve Esler es una obra que ventila la intimidad y el uso violento de la vagina que experimentan las mujeres. Apareció por primera vez en 1996 en Off Broadway y sigue siendo escandalosamente actual. Desde 1998 se convirtió en un movimiento a favor de la mujer. Cada año, en los primeros meses del año, en el Día V (día de la vagina) se dan funciones en todo el mundo con el fin de sensibilizar y apoyar causas a favor de la mujer con lo recaudado.

Producida por OCESA en el año 2000, se presentó durante 15 años ininterrumpidos tanto en la Ciudad de México como en la República. Este año, Mejor Teatro, de Morris Gilbert, la vuelve a subir al escenario del Teatro Libanés, dirigido por Jaime Matarredonda, con tres actrices diferentes en cada función, leyendo e interpretando los testimonios de las mujeres, los comentarios de la autora y los puntos y apartes que hacen reír al público.

Eve Esler escribió Los monólogos de la vagina a partir de 200 entrevistas que hizo con mujeres de diferentes edades, nacionalidades y estatus social. La obra es irreverente y habla sin rodeos sobre el nombre con el que se denomina a la vagina y las respuestas de las entrevistadas cuando se les pregunta cómo la vestirías o a qué huele. Se refiere a las diversas facetas de las vaginas y la creencia de que son un objeto para ser usado, violado y abusado.

Hace 23 años causó revuelo y molestia en diferentes medios por el atrevimiento de decir las cosas por su nombre. Lo que escandaliza hoy es que las cosas no han cambiado mucho. Hay monólogos que hablan de la mutilación femenina en Asia y África y sus fatales consecuencias en la vida de las mujeres; de dolor perpetuo, secuelas físicas, infecciones e incluso la muerte. Habla una mujer que vivió la guerra de Bosnia y los paralelismos con la guerra actual; la guerra contra el crimen organizado y los arrogantes machos que se atreven a violar a una mujer.

Las estadísticas de estos delitos son altísimas, y en Los Monólogos de la Vagina se ve cómo sucede, cómo se sufre y cómo es el abuso.

Esta realidad contrasta con otros monólogos humorísticos, como el que hace referencia al desagrado al acudir al ginecólogo, a la poca evolución tanto de la ciencia como del mercado para brindar comodidad en el cuidado e higiene de la sexualidad femenina. Disfruta de la experiencia de una mujer en el taller de la vagina cuyo fin es descubrirla, conocerla y disfrutarla.

Los monólogos en voz de tres actrices en escena se expresan entre denuncias y risas, entre juegos de palabras y dichos; entre lo social y lo individual.

La escenografía es sencilla, con muy poca producción. Hay tres bancos altos y tres micrófonos para cada una de las mujeres. Un ciclorama transparente que evoca los pliegues vaginales y los tejidos detrás para completar la figura de esa parte del cuerpo que, junto con el clítoris, constituyen una poderosa fuente de placer para las mujeres, que a muchas se les ha negado y que el patriarcado ha hecho creer. que es propiedad de otros, que tiene efectos fatales de violencia y que puede terminar en feminicidios.

Reseña publicada el 7 de mayo de 2023 en el número 2427 de la revista Procesocuya edición digital se puede adquirir en este enlace.

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